La música en sí, como disciplina, tiende a trascender en las personas, su aprendizaje y su visión de mundo; en ese todo, la música específicamente urbana trasciende de una forma distinta en los seres humanos, pues como lo dice su nombre “pertenece a la urbe”, y como tal, resalta en su rol social por sobre cualquier otra cosa.
Si
pensamos en lo que dijimos entre sus características, el cómo destacaba el que
la música podía volverse urbana en su contexto, al ser tocada en un concierto
masivo, una tocata, una fiesta, comprendemos con rapidez que la importancia de
la música urbana como un elemento de desenvolvimiento social, descripción
situacional e incluso, hilando fino, expresión y crítica de la marginalidad de
esta realidad social, es lo verdaderamente relevante de su interacción con las
personas.
A
lo largo del siglo XX, la música urbana se
ha elevado a su cúspide como el estandarte de diversos movimientos sociales, o
situaciones conflictivas que afligieran a una época: el Punk nació como una
reacción al gobierno de la Dama de Hierro en Inglaterra, en Chile el Canto
Nuevo fue la primera manifestación musical contra la dictadura, e incluso el
llamado Pop Tv surgió como una manera de imponer una nueva cultura, que cortara
con la hasta entonces Nueva Canción Chilena e impidiera la propagación del
Canto Nuevo.
Más
aún, en el presente, el trillado pero justo ejemplo del Rap nos dibuja una
excelente imagen de la ciudad más peligrosa, más aguerrida, más humilde y
sufrida; nos retrata con asombrosa veracidad la cara más fría de ser niño,
joven, cesante, trabajador de salario mínimo no ético, drogadicto, alcohólico,
delincuente... nos habla de la sociedad, la manifiesta en cada palabra, y la
puede llegar incluso a hacer más real para alguien que solo ha visto su cara
más amable...
Y
en un aspecto de esos mismos, de los más amables, la música acompaña la
interacción en el esparcimiento de los habitantes de la urbe, facilita la
relación ya sea momentánea o duradera entre dos jóvenes, destila un minuto de
adrenalina en una noche de Estadio Nacional escuchando a Metallica.
En
fin, la música urbana, al interactuar
con las personas, se vuelve verdadera cultura de la ciudad. Aquí obtiene
consistencia, sentido de ser, rol de actuación. La música urbana debería importarles a las personas, precisamente,
porque muchas de las relaciones que establezcan durante su vida entre edificios
estarán, justamente, con esta música sonando de fondo...
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